SECCIONES

domingo, 30 de noviembre de 2014

¿Cárceles o escuelas?

Unos días atrás recordaba yo que hace muchos años circulaba en este país un chiste referente a un par de políticos. Los personajes de la historia en cuestión son Don Gerifalte, de profesión ministro, y Don Agradecido, su secretario. Ambos tienen que visitar en un mismo día una escuela pública y después una cárcel.
En el primero de los casos, tras escuchar las quejas y peticiones del director del centro, Don Gerifalte se despacha rápido, pasa evasivamente de puntillas al mencionar los problemas que acaba de escuchar y deja a su subordinado para que haga un par de promesas de cosas sin importancia que, además, le dice a él en un aparte, ya verán después lo que hacen, si las cumplen o no.
En el segundo caso, ya en el establecimiento penitenciario, y también tras escuchar las quejas y peticiones del director, Don Gerifalte se lo toma más en serio y promete, él personalmente, resolverlas todas y, además, conseguir para el centro todos los adelantos y comodidades imaginables e inimaginables. Don Agradecido, su subordinado, sorprendido, le dice, por lo bajines:
 —Pero jefe, ¿¡en la escuela… tan poco, y aquí… tanto!?
 A lo que Don Gerifalte contesta, también por lo bajines:
—¿Hay alguna posibilidad de que nosotros volvamos a ser escolares, de que acabemos en la escuela?
—No.
—¿Y en la cárcel?
—¡¡¡!!!

Esto es lo que me vino a la cabeza al leer en InfoLibre (03-11-2014) este titular de prensa:

  
¿Tendrá esa cárcel todos los adelantos y comodidades imaginables?

4 comentarios:

  1. Ja, ja, ja... Muy bueno Pepe. Por desgracia España está llena de don Gerifaltes.
    ¡Ah! Por cierto, sí soy Encarni.

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    1. Entre Gerifaltes, Agradecidos y demás ralea, estamos "apañaos".

      Gracias, Encarni, un saludo.

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  2. Y además, Pepe, creo que para el jacuzzi personal de las celdas de los aforados, el gasto ha sido espectacular porque alguno de ellos tiene dolores de espalda a causa del peso inmenso del papel estampado que han transportado. Era una solicitud especial de los amigos del susodicho inaugurador de edificio y su confortabilidad.

    Un abrazo, Pepe.

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    1. Aunque estén confortables, que vayan a la cárcel, porque "han arramblao con to", Antonio.

      Un abrazo.

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